No me gusta conectar el contestador del móvil, me parece muy molesto para quien me llama y no consigue localizarme: le saldrá mucho más barato mandarme un sms. Pero en cambio, quien me llama al fijo normalmente es porque está teniendo problemas para encontrarme y lo hace como último recurso, y como enviar allí un sms no es tan simple, suelo tener el contestador puesto.
Ahora resulta que mi contestador más bien parece un consultorio sentimental, pero además de personas que ni conozco ni jamás conoceré. La edad media es mayor de 60 años ( imagino que se cometen más errores, mala vista, etc.).Al menos tengo uno por semana, y eso sí, de personas diferentes, en una proporción muy alta mujeres.
Llega un momento que no sé si escucharlos o no, me parece una intromisión en la vida privada. Pero claro, es mi contestador, y hay material suficiente como para escribir un libro ( o lo habría, voy borrándolos regularmente).
Es curioso como la gente se libera hablando a una máquina, no lo hubiera pensado nunca. A mí más bien me corta y evito dejar mensaje (breve y al grano) a menos que sea verdaderamente necesario o por razones de trabajo. Pero me encuentro con la reacción opuesta; tras unos titubeos iniciales la persona se suelta y dice que cosas que tal vez no le contaría al otro de frente. Sé que esto también tiene lago de suposición y conjetura, porque no conozco a quien ha dejado ese mensaje, pero el grado de franqueza me parece impresionante. Amistades rotas, reproches de historias muy antiguas, intentos de reconciliación, disculpas por conductas que llegaron a romper relaciones. Y sobre todo, mucha soledad, llego a sentirme mal después de escuchar alguno de estos mensajes. Claro que estás también las quedadas para el bingo o el chocolate o los chismes para poner la nota de humor. O el ocasional mensaje para encargarme limpiar los cristales.
¿Debería contestar alguno para explicarles que se han equivocado y ese mensaje, tal vez tan importante lo ha recibido la persona equivocada? Llegué a hacerlo una vez, era un móvil y expliqué en un sms que había recibido un mensaje erróneo. Pero a llamar ya no me atrevo, sobre todo imaginando como se sentiría la persona que se de cuenta que me he enterado de su historia privada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario