lunes, 26 de diciembre de 2005

Madrid desierto

Un día normal. O casi. He salido de casa después de comer, de vuelta al trabajo. He caminado más de 5 minutos sin encontrarme a nadie. El cielo estaba gris, muy oscuro, amenazante. Caían pequeñas gotitas sobre la calzada. No se oía el más mínimo ruido, me forzaba a escuchar el sonido del agua y olvidar el de mis pisadas: ya no era mi barrio, el silencio me estaba asustando, parecía el presagio de algo ominoso, me sentía dentro de una película de terror. Casi quería correr, escapar de allí.

Y di la vuelta a la esquina. Llegué a mi parada de metro, sentí el tráfico, el bullicio de siempre,los empujones. La imagen se hizo añicos y tuve que volver a la vida real.

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